viernes, 14 de marzo de 2014

La Exposición Iberoamericana de 1929 y su ambiente artístico (II)



Hoy continuaremos el post sobre la Exposición Iberoamericana de 1929 que comenzamos anteriormente (ver aquí), y abordaremos la escultura que se realizó para esta exposición.

Capuz: “Monumento a Sorolla”

Sólo la cabeza pertenece a Capuz. Hay un basamento rococó. Es un homenaje a Joaquín Sorolla, que en aquel momento triunfaba por América.

Lorenzo Culló Valera: “Alegoría del Arte”

Lorenzo Culló Valera: “Alegoría del Genio”

Manuel Delgado Brackenbury: “Alegoría del Trabajo”

Manuel Delgado Brackenbury: “Alegoría de la Ciencia”

La exposición no se limita únicamente a la arquitectura, pues hay también todo un equipo, siendo una especie de bauhaus a la sevillana.
En su conjunto, debemos atender también a aspectos de ornamentación de toda la exposición.

En esta labor intervienen una serie de escultores, habiendo tres especialmente significativos, como Lorenzo Culló Valera, Manuel Delgado Brackenbury, y Pedro Carbonel; ellos tres llevan a cabo una serie de victorias aladas que completan el conjunto de la Plaza de América.

Victorias Aladas, Plaza de América (1913-9)

La Plaza de América se convirtió en una especie de referencia del mundo clásico, griego y romano; su creador, Aníbal González, quiso que fuera una especie de plaza del Capitolio de Roma. Estas victorias aladas iban a ser algo así como el triunfo, la niké; triunfo de Sevilla, del mundo iberoamericano… estas representaciones colocadas sobre columnas de orden gigante, tratadas con una piedra no demasiado vigorosa (de ahí su deterioro), se las repartieron entre los tres escultores citados. Son referencias simbólicas, auténticas alegorías. Lorenzo Culló Valera es el mejor escultor de los tres, a caballo entre un tardo clasicismo y una suerte de pseudo-modernismo.
No se debían quebrar las alas de las victorias. Son altas columnas con pequeños pedestales sobre los que se colocan las victorias aladas. Se quiere representar la tradición clásica, el ambiente que se vivía en Sevilla, la clasicidad de las formas artísticas en ciertos momentos determinados.
El deterioro actual de las victorias es evidente por esta piedra caliza de baja calidad. Se ha inspirado claramente en la estatuaria clásica, pero le ha dado dinamismo y movimiento que sin duda nos revoca al barroco; el peso estatuario queda liberado de este movimiento elegante y distinguido, que incluso nos hace destacar el pie derecho sobre el pedestal. La línea bilateral la pierde en el movimiento.

El conjunto ajardinado de la exposición iberoamericana es muy importante. Andalucía y Sevilla tienen una tradición jardinera interesantísima, y en este sentido, Roma creó una ingeniería hidráulica muy importante.
Le Forestier será un francés que reorganiza los jardines de la exposición iberoamericana; había estudiado toda la tradición francesa de los jardines, pero aquí ya teníamos una tradición propia.
Hay un momento clave, pues la tradición islámica impone también el sello francés; la consecuencia de esto serán unos maravillosos jardines. Creará toda una suerte de fantasía de agua, azulejos, animales…

Fuente de los Leones, Parque de María Luisa

Todo un conjunto importante, con plantas venidas de América. Los leones en la fuente representan el poder. Vemos los azulejos, lo que podemos llamar el alicatado.

Fuente de las Ranas, Parque de María Luisa

Las figuras de las ranas son una suerte de cerámicas vidriadas.

Sitios de Descanso, Parque de María Luisa

Viene de una fábrica de cerámica trianera, vemos incluso azulejos en los que se representa a Miguel de Cervantes.

Farolas, Plaza de América

Parece que encontramos la Corona de Guarrazar, interpretada como una farola; importancia de la fundición, interpretada como una farola calada, que parece un encaje o filigrana.

Hay otros artistas muy jóvenes que se dieron a conocer en la exposición, como el caso de Enrique Pérez Comendador, nació hacia el 1900 y murió en 1981, oriundo de un pueblo de Cáceres. Fue un escultor muy interesante, un tanto limitado, sin carácter internacional, pero muy joven intervino en la exposición iberoamericana, cuando tenía unos 28 años.

Enrique Pérez Comendador: “Esculturas de la Fuente de la Glorieta de San Diego”

Realizó dos alegorías de Sevilla: la Sevilla del culto, del arte, de la tradición artística; y la Sevilla que representa la agricultura, los productos de la tierra… una suerte de Ceres sevillana. Estas representaciones tienen un carácter más moderno, más avanzado; se nota que hay una modernidad que va en la línea de la estética europea de su tiempo.

Manuel Delgado Brackenbury: “Fuente de las cuatro estaciones”

No es de lo más afortunado de este escultor.







Manme Romero.








Fuentes consultadas:
-A. CRUZ, Joaquín: “Lorenzo Culló Valera”
-P.C. Gerardo: “Arte Contemporáneo en Andalucía”; Universidad de Sevilla. 




(*) Nota: las imágenes fueron tomadas de Internet y los derechos de autoría pertenecen a sus respectivos dueños.

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