La arquitectura es el
gran arte. La técnica se impone y se aplica a la arquitectura. Hemos hablado
del cemento armado, del hierro con su evolución hacia el acero... pero tenemos
que hablar del cristal, y sobre todo, del aumento de la demografía hace que en
las grandes ciudades se cree un problema, que ya estaba inventado en Roma,
ahora se practica en las grandes ciudades: hacer pisos de grandes alturas,
posibles gracias a los adelantos técnicos, basados en los descubrimientos
científicos.
Además de esta arquitectura
en altura, que va a propiciar un hecho tan importante como es el aumento de
población en una ciudad, tenemos el desarrollo de las comunicaciones, ¿Cómo se
hace? Sobre todo a través del ferrocarril (los caminos de hierro).
La locomotora (de
Watt) será un arma fundamental para la revolución industrial. Hay que trazar
puentes, muchos de los cuales se hacen de hierro, donde tenemos presente al
maestro Eiffel.
La locomotora es un
instrumento fundamental. Además necesita estaciones, las famosas estaciones de
ferrocarril. En Francia se harán y serán muy importantes. Es un instrumento
básico. Todas las estaciones hechas y cubiertas de hierro. Los pintores
representarán estas estaciones.
Por tanto, la
arquitectura es el arte más identificado con la revolución industrial, es el
arte de la ingeniería, del progreso, porque los grandes arquitectos, que habría
que llamarles técnicos, se formarán en la Escuela Politécnica de París. Esos
arquitectos, nada menos que irán a trabajar al otro continente, el “nuevo”, a
los Estados Unidos de Norteamérica, a donde van a llevar lo mejor de la técnica
europea, de la ingeniería, y de esta arquitectura técnica; todo desembocará en
la llamada Escuela de Chicago, que será un enclave donde la agricultura era muy
próspera. Chicago será una ciudad muy próspera que reclama a muchos
comerciantes e industriales, se hace pequeña y surgirá así el rascacielos.
La técnica de la
construcción es lo que va a predominar ahora.
Un arquitecto
interesante es Henri Labrouste, que murió en 1875.
La Gran Biblioteca de Santa Genoveva de París
Es un grandísimo
proyecto. Estructura de hierro forzado y acero. Estamos ante una arquitectura
ecléctica (toma elementos de los demás estilos o estéticas). La arquitectura de
esta época tiene pocas innovaciones.
Hay quien utiliza el
término de “racionalismo erudito”, pero sin embargo es un término no del todo
correcto.
La primera impresión
que da esta biblioteca es que nos recuerda a la Edad Media.
Si viésemos sólo el
exterior podríamos pensar que es un palacio del Quattrocento Florentino,
incluso vemos los tondi o medallones. Pero en el interior vemos bóveda
de medio cañón férreas.
La sala de lectura es
muy interesante, con bóvedas vaídas (que surge de una intersección de cuatro
planos de una semiesfera).
Hay unas claraboyas
que dejan pasar la luz cenital (luz natural). También tenemos columnas
férreas... recuerdan a una estética de carácter histórico.
Ahora veremos una
réplica de este tipo de arquitectura. Llega un momento en que la estética
protesta, por tener demasiada técnica, y de vez en cuando hay reacciones a todo
esto. Se está llegando a una frialdad en la que no se sabe dónde está la
belleza.
Charles Garnier muere en 1888.
L'Ópera de París, 1861.
Tiene una belleza
hermosa. La diferencia es que aquí se sigue la tradición, quizás pseudo-clasicista,
pero anacrónica también.
Aquí no hay
construcción férrea, ni problemas que resolver como en esa sala de lectura de
Santa Genoveva; hay una estética, un edificio hecho para la ópera.
Frontalmente tenemos
la estética de una arquitectura clasicista. Se hace del clasicismo la estética
habitual francesa: arcos de medio punto, columnas... estamos dentro de la
estética del eclecticismo. Aunque lo que lleva el motor es la arquitectura de
la ingeniería.
Ahora hablaremos de
las Exposiciones Universales. Es un acontecimiento sensacional. Llega un
momento en que la técnica y el desarrollo de todo tipo, los productos vienen de
lugares lejanos, se empiezan a producir otros industriales... todo esto hay que
exponerlo para darlo a conocer. El concepto de exposición tiene también un
sentido cosmopolita, pues el lugar donde se celebrara aquella exposición seguro
que sería visitada por los ciudadanos europeos, y además es ese el momento del
orgullo nacional.
Aunque hay algunos
precedentes, hay que empezar por la primera que podemos considerar: la primera
exposición se celebra en Londres en 1851. El centro de esta exposición era el
Palacio de Cristal.
Joseph Paxton, arquitecto, muere en 1865. Era jardinero, y se le ocurrió construir un
gran invernadero.
Palacio de Cristal, Londres, 1851.
Tenía cristales con
roca en la parte inferior y un chasis. Los números de cristales y columnas eran
desorbitados. Es la primera vez que se hace una prefabricación nacional. Fue
tan interesante que la propia Reina Victoria llegó a recoger en su diario lo
siguiente: “La vista a través de las puertas de hierro del crucero del
edificio, las ondulantes palmeras y las flores, los cientos de personas
llenando las galerías y los asientos de alrededor, junto con el sonido de las
trompetas mientras entrábamos en el edificio... todo esto me dio una sensación
que nunca olvidaré, y me sentí profundamente conmovida. Cuando llegamos a la
mitad del edificio donde se habían colocado unos escalones y unas sillas justo
enfrente de la maravillosa fuente de cristal, la vista era magnífica y mágica,
tan enorme, tan gloriosa, tan sobrecogedora... uno se sentía lleno de emoción”.
Se exhibía en este
palacio la maquinaria, que llamaba muchísimo la atención a los visitantes.
La crítica estuvo muy
atenta a todo esto, y llegó a decir que “era el templo de una nueva
religión; el culto a la máquina”.
Lo más interesante es
el llamado invernadero de este palacio. (Hyde Park se tuvo que privar de mucha
arboleda para realizar esta construcción).
El cristal se llegó a
considerar un símbolo, igual que ocurrió con las vidrieras en el gótico.
El interior era
verdaderamente extraordinario, con especies botánicas desconocidas, a pesar del
clima. Hay un templete interior. La bóveda es de cristal también.
Esta construcción crea
un antes y un después, ya que propicia el desarrollo de una arquitectura muy
compleja y amplia.
En el ámbito de estas
exposiciones, se dan a conocer arquitectos que son de alguna manera técnicos
que conocen bastante bien la arquitectura del hierro, y experimentan con este
material.
Veremos
fundamentalmente dos arquitectos, sobre todo el segundo, porque el primero es
más técnico: Viollet Le Duc. Había nacido en París y muere en 1879. Era
arqueólogo entre otras profesiones, entre arquitecto, teórico y escritor.
Comienza interesándose por el medievalismo, le interesa mucho la Edad Media,
especialmente la restauración de monumentos y ciudades, como la ciudad de
Carcasone, que fue motivo y objeto de restauración de Le Duc. Hace una suerte
de arquitectura que algunos llaman racionalismo estructuralista. Es hablar de
una arquitectura que tiene unos métodos, entre otros, racionales.
Estudió en la Escuela
de Bellas Artes, donde empezó a intuir el valor del hierro como material
constructivo, pero no como un mero soporte de una vestimenta clásica, sino como
un elemento operante en la morfología arquitectónica; es decir, no un adorno,
sino un elemento fundamental. La forma esencial venía dada de la tradición
gótica, lo que cambia es el material: el hierro.
Ahora vamos con Gustave
Eiffel. Nació en Dijon, en la borgoña francesa. Murió en 1923. Hay dudas,
se dice que estudió en la Escuela Politécnica de París, aunque hay quien dice
que no le admitieron y estudió en la de Arquitectura.
En la exposición del
'67 intervino como ayudante, principiante, por tanto fue una experiencia muy
destacada.
Torre Eiffel de París.
En 1887 se inicia esta
obra. Se hizo con motivo de la famosa exposición universal de 1889, aniversario
de la Revolución Francesa. Francia quería demostrar que había sido la primera
gran nación que había establecido un sistema, un régimen político realmente
contemporáneo. Al principio la crítica vio con malos ojos la Torre Eiffel, pero
¿quién puede dudar ahora que es un símbolo de París? Es un landmark. Se
ha visto en ella mucho, desde el punto de vista constructivo, ya que es tetrapilono,
es decir, sostenido por cuatro puntos. Equilibra perfectamente la forma y el
contenido, por forma sencilla, pero sin embargo destaca su altura. Representa
el triunfo de la naturaleza, de lo natural, como si fuese una conífera, en
altura.
El soporte el cuatro,
la altura como si fuera una conífera... como si fuese un gran pináculo, que nos
recuerda al gótico.
La arquitectura que se
desarrolla por el resto de Europa es ecléctica, en donde evidentemente ese
eclecticismo manifiesta que no hay una estética única.
Rijks Museum, 1877-85, Ámsterdam, Holanda.
De nuevo es una
arquitectura ecléctica. Recuerda a los chapiteles medievales. También
hay arcos de medio punto, aunque en realidad son vanos adintelados. Vemos el
gótico, el mundo francés, vidrieras... es el eclecticismo. Todo esto está a la
espera de la novedad: el Art Nouveau.
Monumento de Vittorio Emmanuele, Romanticismo, de Giuseppe
Sacconi
Se termina en 1911. Es
un homenaje a la Italia unificada. Tiene unas alegorías, entre otras las de la
acción y el pensamiento, el ethos y el pathos.
¿Qué es lo
interesante? Muy cerca están los foros y toda la tradición clásica. Es
ecléctico, pero el testimonio de muchísimas cosas.
Víctor Manuel está a
caballo en el monumento.
Manme Romero.
Fuentes consultadas:
- P.C. Gerardo: “Arte del Siglo XIX”; Universidad de Sevilla
(*) Nota: las imágenes fueron tomadas de Internet y los derechos de autoría pertenecen a sus respectivos dueños.
- P.C. Gerardo: “Arte del Siglo XIX”; Universidad de Sevilla
(*) Nota: las imágenes fueron tomadas de Internet y los derechos de autoría pertenecen a sus respectivos dueños.
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