Hoy continuaremos el post sobre la Exposición Iberoamericana
de 1929 que comenzamos anteriormente (ver aquí), y abordaremos la escultura que
se realizó para esta exposición.
Capuz: “Monumento a Sorolla”
Sólo la cabeza pertenece a Capuz. Hay un basamento rococó.
Es un homenaje a Joaquín Sorolla, que en aquel momento triunfaba por América.
Lorenzo Culló Valera: “Alegoría del Arte”
Lorenzo Culló Valera: “Alegoría del Genio”
Manuel Delgado Brackenbury: “Alegoría del Trabajo”
Manuel Delgado Brackenbury: “Alegoría de la Ciencia”
La exposición no se limita únicamente a la arquitectura,
pues hay también todo un equipo, siendo una especie de bauhaus a la sevillana.
En su conjunto, debemos atender también a aspectos de ornamentación de toda la exposición.
En esta labor intervienen una serie de escultores, habiendo
tres especialmente significativos, como Lorenzo
Culló Valera, Manuel Delgado
Brackenbury, y Pedro Carbonel;
ellos tres llevan a cabo una serie de victorias aladas que completan el
conjunto de la Plaza de América.
Victorias Aladas, Plaza de América (1913-9)
La Plaza de América se convirtió en una especie de
referencia del mundo clásico, griego y romano; su creador, Aníbal González,
quiso que fuera una especie de plaza del Capitolio de Roma. Estas victorias
aladas iban a ser algo así como el triunfo, la niké; triunfo de Sevilla, del mundo iberoamericano… estas
representaciones colocadas sobre columnas de orden gigante, tratadas con una
piedra no demasiado vigorosa (de ahí su deterioro), se las repartieron entre
los tres escultores citados. Son referencias simbólicas, auténticas alegorías. Lorenzo
Culló Valera es el mejor escultor de los tres, a caballo entre un tardo
clasicismo y una suerte de pseudo-modernismo.
No se debían quebrar las alas de las victorias. Son altas
columnas con pequeños pedestales sobre los que se colocan las victorias aladas.
Se quiere representar la tradición clásica, el ambiente que se vivía en
Sevilla, la clasicidad de las formas
artísticas en ciertos momentos determinados.
El deterioro actual de las victorias es evidente por esta
piedra caliza de baja calidad. Se ha inspirado claramente en la estatuaria
clásica, pero le ha dado dinamismo y movimiento que sin duda nos revoca al
barroco; el peso estatuario queda liberado de este movimiento elegante y
distinguido, que incluso nos hace destacar el pie derecho sobre el pedestal. La
línea bilateral la pierde en el movimiento.
El conjunto
ajardinado de la exposición iberoamericana es muy importante. Andalucía y
Sevilla tienen una tradición jardinera interesantísima, y en este sentido, Roma
creó una ingeniería hidráulica muy importante.
Le Forestier será un francés que reorganiza los jardines de
la exposición iberoamericana; había estudiado toda la tradición francesa de los
jardines, pero aquí ya teníamos una tradición propia.
Hay un momento clave, pues la tradición islámica impone
también el sello francés; la consecuencia de esto serán unos maravillosos
jardines. Creará toda una suerte de fantasía de agua, azulejos, animales…
Fuente de los Leones, Parque de María Luisa
Todo un conjunto importante, con plantas venidas de América.
Los leones en la fuente representan el poder. Vemos los azulejos, lo que
podemos llamar el alicatado.
Fuente de las Ranas, Parque de María Luisa
Las figuras de las ranas son una suerte de cerámicas
vidriadas.
Sitios de Descanso, Parque de María Luisa
Viene de una fábrica de cerámica trianera, vemos incluso
azulejos en los que se representa a Miguel de Cervantes.
Farolas, Plaza de América
Parece que encontramos la Corona de Guarrazar, interpretada
como una farola; importancia de la fundición, interpretada como una farola
calada, que parece un encaje o filigrana.
Hay otros artistas muy jóvenes que se dieron a conocer en la
exposición, como el caso de Enrique
Pérez Comendador, nació hacia el 1900 y murió en 1981, oriundo de un pueblo
de Cáceres. Fue un escultor muy interesante, un tanto limitado, sin carácter
internacional, pero muy joven intervino en la exposición iberoamericana, cuando
tenía unos 28 años.
Enrique Pérez Comendador: “Esculturas de la Fuente de la Glorieta de
San Diego”
Realizó dos alegorías de Sevilla: la Sevilla del culto, del
arte, de la tradición artística; y la Sevilla que representa la agricultura,
los productos de la tierra… una suerte de Ceres sevillana. Estas
representaciones tienen un carácter más moderno, más avanzado; se nota que hay
una modernidad que va en la línea de la estética europea de su tiempo.
Manuel Delgado Brackenbury: “Fuente de las cuatro estaciones”
No es de lo más afortunado de este escultor.
Manme Romero.
Fuentes consultadas:
-A. CRUZ, Joaquín: “Lorenzo
Culló Valera”
-P.C. Gerardo: “Arte
Contemporáneo en Andalucía”; Universidad de Sevilla.
(*) Nota: las imágenes fueron tomadas de Internet y los derechos de autoría pertenecen a sus respectivos dueños.
(*) Nota: las imágenes fueron tomadas de Internet y los derechos de autoría pertenecen a sus respectivos dueños.
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