viernes, 13 de diciembre de 2013

Escultura del Siglo XVII: Gregorio Fernández

Hola a todos y todas.

Hoy os traigo un post diferente, en este caso sobre imaginería del siglo XVII en España, de la mano de Gregorio Fernández.


En este período asistimos a otro siglo de oro en la escultura, prolongación del gran nivel que alcanzó en el siglo XVI.
Ahora, el gran centro de encargo de los artistas sigue siendo la Iglesia. El siglo XVII es el siglo de oro de la imaginería procesional.
Hay que tener en cuenta también el gran número de canonizaciones, por ejemplo Santa Teresa de Jesús, San Fernando, San Isidro Labrados, San Francisco de Borja…
Fuera del marco de la iglesia veremos una escultura civil en menor nivel desde el punto de vista cuantitativo; las plazas se decorarán con estatuas de reyes.


En cuanto a materiales, siguiendo la estela del siglo XVI, destacará la escultura en madera estofada y policromada. El tipo de madera será en función de los bosques de cada región, pero sobre todo el pino y ciprés.
También veremos esculturas en piedra, como las que realizará José de Arce en la Cartuja de Jerez.
También encontraremos la terracota, donde destacará Luisa Roldán, más conocida como “La Roldana”.
El bronce se utilizará en círculos más cortesanos, como en estatuas ecuestres.

A nivel nacional, las principales escuelas estarán en Castilla y Andalucía. En Castilla la capitalidad artística estará en Valladolid. Durante un lustro la capital de España estará en Valladolid.

Si comparamos la imaginería de Andalucía con la de Castilla veremos diferencias sensibles:
En Andalucía los discípulos rivalizaron con sus maestros, mientras que en Castilla el nivel medio es muy mediocre, de entre los que destacan Gregorio Fernández.
Sabemos que Gregorio Fernández es de Sarria, Lugo. Murió con 60 años.
Es un artista gallego que se establece en Valladolid y vive en el primer tercio del siglo XVII. Es contemporáneo de Martínez Montañés y comparten la estética protobarroca.
Cuando este artista se establece en Valladolid, las imágenes procesionales que había eran de Francisco del Rincón, por eso derivarán de este autor sus obras.
Es normal que los escultores cuenten con un pintor para dar más realismo a las figuras. Diego Valentín Díaz es el que asiduamente hacía la encarnadura y pinturas a las esculturas de Gregorio Fernández.
También sigue la estela de Juan de Juni, incluso reside en la misma casa donde vivió Juni, conociendo a sus hijos y nietos. Asimilará sobre todo el modelo iconográfico de Cristo yacente.
Todavía vive Pompeyo Leoni, cuyo academicismo de estética clásica influirá en Gregorio Fernández.

Este artista será escultor e imaginero, no se dedicará a los retablos.
Tendrá presente los grabados, que se inspiran en Juan de Jáuregui y Durero.

Hablaremos de algunas de sus obras (no todas), para ilustrar el contenido.

"Cristo atado a la columna"

La mayor parte de las obras de Gregorio Fernández están realizadas en 1610-20.
Es un Cristo de la Iglesia de la Vera Cruz, Valladolid. Realizada en 1620.
En primer lugar observamos el modelo de columna, es un modelo de columna baja. Por un lado sigue la tradición, y además la columna baja permite no ocultar la anatomía de Cristo.
Los historiadores del arte suelen etiquetar con una serie de nombres: se dice que Gregorio Fernández es el Praxíteles Castellano o Zurbarán. Se dice que tiene unos rasgos arcaizantes, tomados de la pintura gótico-flamenca.
Gregorio Fernández suele tallar en bloques de madera.
Desafía la ley de la frontalidad y la simetría, pues el rostro está girado a la derecha y las manos a la izquierda.

"Ecce Homo" (“He aquí el hombre”)

Hace un estudio del natural. Esta talla procede de San Nicolás de Valladolid, hoy en un museo diocesano.
Se ha inspirado en una estampa de Cornelius de Orto.
Apoya su cuerpo sobre la pierna derecha.
Vemos el sudario (tela encolada que cubre la desnudez de Cristo).
La cabeza nuevamente girada a la derecha, y las manos atadas se desplazan ligeramente hacia su hombro izquierdo.
Es una obra muy clásica en composición.
Los ojos serán pintados o bien de cristal.

"Camino del Calvario"

Uno de los primeros pasos procesionales. En torno a 1614.
Gregorio Fernández utiliza anacronismos, por ejemplo un trompeta vestido del siglo XVI.
Cristo tiene una cuerda al cuello mientras lleva la cruz a cuestas. La imagen del Nazareno tiene pelo natural.
También aparece la Verónica, que es un maniquí; aparece vestida con una túnica verde azulada y el manto dorado por el exterior. Aparece con las manos abiertas.
El paso (excepto en Semana Santa) se encuentra en el museo, sin lugar al culto.
También vemos al Cirineo, hombre rudo, de campo. Está erguido, con un tratamiento de la barba geométrico… es una figura claramente protobarroca, un tanto estática.

"Cristo Yacente"

Iglesia de los Capuchinos del Pardo.
Este modelo de Cristo yacente deriva del de Juni. Es un alto relieve, es decir, está tallado en el mismo bloque que su lecho de muerte.
Es una figura de Cristo que se hizo para ser colocada sobre la mesa de altar, por eso está incorporado hacia el plano del espectador, viendo sus extremidades ligeramente inclinadas, al igual que el rostro.
Tiene un sudario mínimo, dejando al descubierto el muslo derecho.
Tiene un ‘rigor mortis’.
Acentúa el dramatismo con las heridas.

"La Piedad con los dos ladrones"

En el museo de Valladolid. 1616.
Vemos a Dimas (el buen ladrón, normalmente a la derecha de Cristo) y Gesta (mal ladrón, que da la espalda a Cristo).
La policromía y encarnadura no es de Gregorio Fernández, es posterior.
La Virgen está sedente, y con la mano derecha pide explicación al cielo por lo ocurrido. El Cristo se encuentra en diagonal, como el “Descendimiento” de Roger Van Der Weyden, por tanto, una postura muy gótica.

"Hdad. ‘Tengo Sed’"

Hablamos del crucificado: los crucificados de Gregorio Fernández suelen tener cruces planas (en Andalucía las veremos también cilíndricas), hace Cristos muertos (aunque en este caso está vivo, mientras que le ofrecen con la punta de la lanza una esponja con vinagre). Este Cristo tiene los dedos crispados al ser taladrado. Los sudarios de Gregorio Fernández suelen ser pequeños.
Los dos personajes en primer plano están jugando a los dados para ver quién se queda con las ropas de Cristo.


Y esto es todo. Espero que no os haya resultado demasiado largo y os haya ilustrado un poco la imaginería del siglo XVII. 



Fuentes consultadas:
- MARTÍN GONZÁLEZ, Juan José: "Escultura Barroca en España. 1600-1700"
- F.M. Teodoro: "Arte Español Moderno"; Universidad de Sevilla

(*) Nota: las imágenes fueron tomadas de Internet y los derechos de autoría pertenecen a sus respectivos dueños. 

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