miércoles, 8 de enero de 2014

La Arquitectura Efímera de las Exposiciones Universales




La arquitectura es el gran arte. La técnica se impone y se aplica a la arquitectura. Hemos hablado del cemento armado, del hierro con su evolución hacia el acero... pero tenemos que hablar del cristal, y sobre todo, del aumento de la demografía hace que en las grandes ciudades se cree un problema, que ya estaba inventado en Roma, ahora se practica en las grandes ciudades: hacer pisos de grandes alturas, posibles gracias a los adelantos técnicos, basados en los descubrimientos científicos.


Además de esta arquitectura en altura, que va a propiciar un hecho tan importante como es el aumento de población en una ciudad, tenemos el desarrollo de las comunicaciones, ¿Cómo se hace? Sobre todo a través del ferrocarril (los caminos de hierro).
La locomotora (de Watt) será un arma fundamental para la revolución industrial. Hay que trazar puentes, muchos de los cuales se hacen de hierro, donde tenemos presente al maestro Eiffel.
La locomotora es un instrumento fundamental. Además necesita estaciones, las famosas estaciones de ferrocarril. En Francia se harán y serán muy importantes. Es un instrumento básico. Todas las estaciones hechas y cubiertas de hierro. Los pintores representarán estas estaciones.

Por tanto, la arquitectura es el arte más identificado con la revolución industrial, es el arte de la ingeniería, del progreso, porque los grandes arquitectos, que habría que llamarles técnicos, se formarán en la Escuela Politécnica de París. Esos arquitectos, nada menos que irán a trabajar al otro continente, el “nuevo”, a los Estados Unidos de Norteamérica, a donde van a llevar lo mejor de la técnica europea, de la ingeniería, y de esta arquitectura técnica; todo desembocará en la llamada Escuela de Chicago, que será un enclave donde la agricultura era muy próspera. Chicago será una ciudad muy próspera que reclama a muchos comerciantes e industriales, se hace pequeña y surgirá así el rascacielos.

La técnica de la construcción es lo que va a predominar ahora.

Un arquitecto interesante es Henri Labrouste, que murió en 1875.

La Gran Biblioteca de Santa Genoveva de París

Es un grandísimo proyecto. Estructura de hierro forzado y acero. Estamos ante una arquitectura ecléctica (toma elementos de los demás estilos o estéticas). La arquitectura de esta época tiene pocas innovaciones.
Hay quien utiliza el término de “racionalismo erudito”, pero sin embargo es un término no del todo correcto.
La primera impresión que da esta biblioteca es que nos recuerda a la Edad Media.
Si viésemos sólo el exterior podríamos pensar que es un palacio del Quattrocento Florentino, incluso vemos los tondi o medallones. Pero en el interior vemos bóveda de medio cañón férreas.
La sala de lectura es muy interesante, con bóvedas vaídas (que surge de una intersección de cuatro planos de una semiesfera).
Hay unas claraboyas que dejan pasar la luz cenital (luz natural). También tenemos columnas férreas... recuerdan a una estética de carácter histórico.

Ahora veremos una réplica de este tipo de arquitectura. Llega un momento en que la estética protesta, por tener demasiada técnica, y de vez en cuando hay reacciones a todo esto. Se está llegando a una frialdad en la que no se sabe dónde está la belleza.
Charles Garnier muere en 1888.

L'Ópera de París, 1861.

Tiene una belleza hermosa. La diferencia es que aquí se sigue la tradición, quizás pseudo-clasicista, pero anacrónica también.
Aquí no hay construcción férrea, ni problemas que resolver como en esa sala de lectura de Santa Genoveva; hay una estética, un edificio hecho para la ópera.
Frontalmente tenemos la estética de una arquitectura clasicista. Se hace del clasicismo la estética habitual francesa: arcos de medio punto, columnas... estamos dentro de la estética del eclecticismo. Aunque lo que lleva el motor es la arquitectura de la ingeniería.

Ahora hablaremos de las Exposiciones Universales. Es un acontecimiento sensacional. Llega un momento en que la técnica y el desarrollo de todo tipo, los productos vienen de lugares lejanos, se empiezan a producir otros industriales... todo esto hay que exponerlo para darlo a conocer. El concepto de exposición tiene también un sentido cosmopolita, pues el lugar donde se celebrara aquella exposición seguro que sería visitada por los ciudadanos europeos, y además es ese el momento del orgullo nacional.
Aunque hay algunos precedentes, hay que empezar por la primera que podemos considerar: la primera exposición se celebra en Londres en 1851. El centro de esta exposición era el Palacio de Cristal.
Joseph Paxton, arquitecto, muere en 1865. Era jardinero, y se le ocurrió construir un gran invernadero.

Palacio de Cristal, Londres, 1851.

Tenía cristales con roca en la parte inferior y un chasis. Los números de cristales y columnas eran desorbitados. Es la primera vez que se hace una prefabricación nacional. Fue tan interesante que la propia Reina Victoria llegó a recoger en su diario lo siguiente: “La vista a través de las puertas de hierro del crucero del edificio, las ondulantes palmeras y las flores, los cientos de personas llenando las galerías y los asientos de alrededor, junto con el sonido de las trompetas mientras entrábamos en el edificio... todo esto me dio una sensación que nunca olvidaré, y me sentí profundamente conmovida. Cuando llegamos a la mitad del edificio donde se habían colocado unos escalones y unas sillas justo enfrente de la maravillosa fuente de cristal, la vista era magnífica y mágica, tan enorme, tan gloriosa, tan sobrecogedora... uno se sentía lleno de emoción”.
Se exhibía en este palacio la maquinaria, que llamaba muchísimo la atención a los visitantes.
La crítica estuvo muy atenta a todo esto, y llegó a decir que “era el templo de una nueva religión; el culto a la máquina”.
Lo más interesante es el llamado invernadero de este palacio. (Hyde Park se tuvo que privar de mucha arboleda para realizar esta construcción).
El cristal se llegó a considerar un símbolo, igual que ocurrió con las vidrieras en el gótico.
El interior era verdaderamente extraordinario, con especies botánicas desconocidas, a pesar del clima. Hay un templete interior. La bóveda es de cristal también.
Esta construcción crea un antes y un después, ya que propicia el desarrollo de una arquitectura muy compleja y amplia.

En el ámbito de estas exposiciones, se dan a conocer arquitectos que son de alguna manera técnicos que conocen bastante bien la arquitectura del hierro, y experimentan con este material.
Veremos fundamentalmente dos arquitectos, sobre todo el segundo, porque el primero es más técnico: Viollet Le Duc. Había nacido en París y muere en 1879. Era arqueólogo entre otras profesiones, entre arquitecto, teórico y escritor. Comienza interesándose por el medievalismo, le interesa mucho la Edad Media, especialmente la restauración de monumentos y ciudades, como la ciudad de Carcasone, que fue motivo y objeto de restauración de Le Duc. Hace una suerte de arquitectura que algunos llaman racionalismo estructuralista. Es hablar de una arquitectura que tiene unos métodos, entre otros, racionales.
Estudió en la Escuela de Bellas Artes, donde empezó a intuir el valor del hierro como material constructivo, pero no como un mero soporte de una vestimenta clásica, sino como un elemento operante en la morfología arquitectónica; es decir, no un adorno, sino un elemento fundamental. La forma esencial venía dada de la tradición gótica, lo que cambia es el material: el hierro.

Ahora vamos con Gustave Eiffel. Nació en Dijon, en la borgoña francesa. Murió en 1923. Hay dudas, se dice que estudió en la Escuela Politécnica de París, aunque hay quien dice que no le admitieron y estudió en la de Arquitectura.
En la exposición del '67 intervino como ayudante, principiante, por tanto fue una experiencia muy destacada. 

Torre Eiffel de París.

En 1887 se inicia esta obra. Se hizo con motivo de la famosa exposición universal de 1889, aniversario de la Revolución Francesa. Francia quería demostrar que había sido la primera gran nación que había establecido un sistema, un régimen político realmente contemporáneo. Al principio la crítica vio con malos ojos la Torre Eiffel, pero ¿quién puede dudar ahora que es un símbolo de París? Es un landmark. Se ha visto en ella mucho, desde el punto de vista constructivo, ya que es tetrapilono, es decir, sostenido por cuatro puntos. Equilibra perfectamente la forma y el contenido, por forma sencilla, pero sin embargo destaca su altura. Representa el triunfo de la naturaleza, de lo natural, como si fuese una conífera, en altura.
El soporte el cuatro, la altura como si fuera una conífera... como si fuese un gran pináculo, que nos recuerda al gótico.

La arquitectura que se desarrolla por el resto de Europa es ecléctica, en donde evidentemente ese eclecticismo manifiesta que no hay una estética única.

Rijks Museum, 1877-85, Ámsterdam, Holanda.

De nuevo es una arquitectura ecléctica. Recuerda a los chapiteles medievales. También hay arcos de medio punto, aunque en realidad son vanos adintelados. Vemos el gótico, el mundo francés, vidrieras... es el eclecticismo. Todo esto está a la espera de la novedad: el Art Nouveau.

Monumento de Vittorio Emmanuele, Romanticismo, de Giuseppe Sacconi

Se termina en 1911. Es un homenaje a la Italia unificada. Tiene unas alegorías, entre otras las de la acción y el pensamiento, el ethos y el pathos.
¿Qué es lo interesante? Muy cerca están los foros y toda la tradición clásica. Es ecléctico, pero el testimonio de muchísimas cosas.
Víctor Manuel está a caballo en el monumento.




Manme Romero.






Fuentes consultadas:
- P.C. Gerardo: “Arte del Siglo XIX”; Universidad de Sevilla



(*) Nota: las imágenes fueron tomadas de Internet y los derechos de autoría pertenecen a sus respectivos dueños.

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