martes, 18 de febrero de 2014

La Modernización de la Pintura Española: El Realismo Social



Hoy hablaremos del Realismo Social, una temática en la pintura muy recurrida en el siglo XIX.

Será una vía de modernización, a pesar de estar controlados por el academicismo.
A lo largo del siglo XIX, los temas caen en una clara decadencia frente a la representación de lo inmediato, cotidiano e intranscendente. Este cambio, sobre todo para la mentalidad académica (considerado como una moda), llegó a España con cierto retraso respecto del arte europeo.
Por otra parte, hay pintores a los que las novedades artísticas europeas les han afectado en España.

Estas novedades que venían de Europa eran vistos como un tema menor en el mundo académico frente a los grandes temas tradicionales del mundo de la pintura (mitología, religiosidad, retrato…).
Pero este cambio de gusto afectó a los jurados, con temas sacados del presente pero con cierta trascendencia social, donde valorar las cualidades personales del artista pero con temas que tuvieran cierta consideración.

Para esta alternativa se escoge el llamado realismo social, que trataba de una plasmación objetiva de la realidad contemporánea en todos los aspectos; significó el final de la pintura de historia, y supuso un hecho de evolución en la pintura española.


El realismo social tuvo en su éxito un componente sevillano, y fue el éxito obtenido por  Luis Jiménez Aranda en la Exposición Universal de París en 1889 con la obra “La sala de hospital durante la visita del médico”. Son los estudiantes de medicina que acompañan al médico que está escuchándole el pecho a la muchacha enferma. Tiene este componente sevillano.

Esto es el final del historicismo, y de esta manera se encuentra un camino nuevo para el desarrollo del mundo académico. El tema tiene directrices ideológicas en esta época, con ideas socialistas e incluso comunistas. Y contra estas ideas están las doctrinas sociales de la iglesia, recogidas en el “Renum novarum” proclamadas por el papa León XIII en 1891, contra los abusos de la burguesía y la aristocracia en Europa y la defensa de las clases humildes y trabajadoras.

El realismo social tuvo dos vertientes en la pintura:
-   Por un lado un realismo más inocente, más personal en los temas y más universal. Un realismo más sentimentalista, conmueve.
-     Después hay otra vertiente, el realismo social de provocación temática, donde el argumento es más universal en los principios, se analiza la condición humana en general… y a su vez puede tener dos vertientes:
·   dirigida a la desgracia
· dirigida hacia la denuncia social de las condiciones laborales, de las clases más desafortunadas…

Ahora veremos los principales cuadros, no artistas.


Una obra fundamental del realismo social es “¡Aún dicen que el pescado es caro!” de 1894, de Joaquín Sorolla. Se muestra un accidente de trabajo, durante la pesca un marinero se hace una herida en el pecho, mientras otro intenta taponar la herida mortífera.
El título es una reflexión moral que nos puede recordar a los caprichos de Goya.
Esta obra empezará a marcar un camino en Sorolla en su vinculación con el mundo valenciano y el mundo de los pescadores.


Trata de Blancas” también es de provocación temática. Nuevamente es de Sorolla, de 1897.
Trata la prostitución de unas muchachas que acompañan a la celestina para ejercer en las fiestas de pueblo la prostitución.


Hay denuncias sociales que tienen carácter político, como una obra de José María López Mezquita, “Cuerda de presos”. Una mujer joven acude con un niño al que quiere enseñar probablemente a su padre, pero es encontrada por la Guardia Civil.

Se extiende la idea de llevar al arte dentro de las directrices expresionistas “La España Negra”, la España de la brujería, Inquisición, prostitución y toros.
La pintura española siempre ha sido muy española y muy poco internacional en los temas.


Hay una pintura que tiene una carga más reivindicativa: “La Carga” de Ramón Casas. Es una obra que representa algo que no es habitual, la lucha obrera de las industrias catalanas y la represión que se genera con la Guardia Civil.
Vemos ese sentido dinámico de la represión.


De José Jiménez Aranda tenemos “Una desgracia”, que entraría dentro del realismo social de provocación a través de la desgracia. Hay una obra y por accidente un obrero cae de un andamio. Todos acuden para ver que ha sucedido.
Podríamos decir que parece ser una fotografía, tiene carácter instantáneo fotográfico, e incluso en primera instancia a la izquierda hay una mujer que se cubre el rostro para no salir retratada.


Conciencia tranquila” de Julio Romero de Torres nos muestra una pintura de carácter social. Vemos a un policía que llega a una casa y busca para encontrar alguna actividad de la familia con la política.
Existe una cierta vinculación política dentro de estas obras.


Un poco más tardía pero de gran éxito internacional es “Otra Margarita”, con la que Joaquín Sorolla obtuvo grandes reconocimientos en Estados Unidos. Es la cara oculta de una joven inocente que realmente está esposada por la Guardia Civil.


Ciencia y Caridad” es la obra que un jovencísimo Picasso presenta ante una exposición internacional.


Una de las pinturas más bonitas de esta época es “¡Y tenía corazón!” de Enrique Simonet. Vemos a una joven a la que un médico en la sala de autopsia le saca el corazón de pecho, quizás por ser una mujer mala. Es la mejor obra de su autor.


Finalmente Ramón Casas realiza la obra “Garrote Vil” en 1894. Ejecución de una pena de muerte a las afueras de la cárcel de Barcelona donde la gente acudía como si fuera un espectáculo: el morbo sin límite.
Aparecen unos cofrades de alguna institución caritativa. Es un realismo social e incluso una crónica.






Manme Romero.






Fuentes consultadas:
- F.L. José: "Arte Español Contemporáneo"; Universidad de Sevilla

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